He estado antes donde estas ahora, y he sentido el dolor de perder quien sos, y he muerto tantas veces pero aun sigo vivo.

miércoles, 14 de agosto de 2013

El problema no es caer, el problema es NO levantarse.

Puede parecer difícil, y no tengas dudas de que si lo es. Probablemente sea la adversidad más tenaz por la cual debas atravesar, pero una de las pocas cosas que aprendí hasta el momento, es que la vida no nos enfrentaría a un obstáculo que no seamos capaces de superar.

Mientras transitamos el camino para cumplir nuestros sueños, podemos caer… no solo una, diez o cientos de veces, sino miles y miles, y a veces en la vida, uno puede sentir que no tiene fuerzas para levantarse de nuevo. ¡He aquí el dilema! Se puede caer mil veces e intentar levantarnos en cada una de ellas. Pero el fracaso ronda por estos pares, y es algo que todos conocemos a la perfección, por más que muchos lo nieguen para no lastimar su preciado orgullo. ¿Fracasare en el intento? Si, puede que sí. Más nunca, (y pongo especial énfasis en  “NUNCA”) Hay que darse por vencido. Porque de ser así, le estaríamos dando el visto bueno a una eterna amargura que ataca y asesina el alma por dentro.

Un tropezón no es caída y una caída, tampoco es tal cosa si la tratamos con la perspectiva indicada, es decir, con perseverancia y buena voluntad. Lo que parece ser el fin, no es ni por lejos, el inicio de otro capítulo o aventura, pueden llamarle como más quieran. Lo importante, y la clave para salir fuertes, para elevarnos como barriletes en el cielo, aun cuando el viento que sopla se oponga a nuestro ascenso, es como vamos a terminar esto.

Llegará ese instante en el que nos levantemos tan alto como un rascacielos, en el que podamos gritar a los cuatro vientos “Lo logre”.

La felicidad viene por momentos fugaces y en dosis minúsculas, pero altamente concentradas. Son esos pequeños periodos de tiempo en los que nos sentimos embriagados por ella, plenos y en paz con el mundo, pero más que nada, con nosotros mismos y eso, nada ni nadie nos podrá quitar.


A veces pienso en cómo se nos escapa el tiempo mirando hacia atrás, añorando cosas que aún no llegaran. A veces siento que la espera es tan prolongada que llega a parecerse a lo eterno, tornándose algo frustrante y agotador. A veces creo que estoy en lo correcto y otras veces, simplemente siento que estoy tan equivocado, como así también, muy lejos del destino.

Por momentos me invade la furia, no entiendo como la vida puede darte todo y así como se nos entrega, también se nos arrebata, dejándonos vacíos. Y es tan solo en cuestión de segundos que nuestra vida se reduce a una caminata por la cornisa, donde el miedo parece controlar nuestras decisiones. Cuesta ver más allá del abismo, donde la duda y la oscuridad se confunden y se vuelven una sola.

No todo se resume a caer en picada desde el punto más alto. Yo sé que allá en el horizonte, se encuentra mi lugar en el mundo, allí donde el sol y la luna comparten un lugar en el espacio. Sé que hay un punto en el que la verdad y nuestras vidas colisionan para volverse una herramienta poderosa que nos libera y transforma en un ser lleno de luz y alegría.  Ese momento llegara, porque no hay desafío más maravilloso que enfrentarse con uno mismo y triunfar en ello.


Me di cuenta que no somos perfectos, que el cometer errores es algo natural en nosotros, está en nuestra forma de ser y es algo que no podemos cambiar. Lo que realmente nos vuelve humanos es eso, el equivocarnos. Y también, el hecho de aprender de ello es lo que nos trajo hasta aquí.

Hubo un momento en el que mi vida giraba en torno a lo que la mirada de los demás diría, si yo tomaba el camino inadecuado. En como todo lo que levante con mis manos caería, si no cumpliese con las expectativas, y a la larga sonreí al entender que no era eso lo que importaba, que me encontraba siguiendo una perspectiva errónea de cómo deben ser las cosas.

Desde el inicio de nuestras vidas, nos encontramos prisioneros de la influencia que el otro ejerce sobre nosotros. Nos volvemos sumisos, temerosos e incapaces de tomar hasta la más mínima e insignificante decisión. Pero siempre e indefectiblemente del contexto que nos rodee, llega ese instante en el que rompemos con los prejuicios que nos atan. Es así como nos levantamos fuertes y con la frente en alto, dispuestos a afrontar cualquier situación que ante nosotros se interponga y dispuestos a asumir la derrota cuando sea necesario, y no por ello veremos nuestra integridad machada o ultrajada, puesto que es eso  precisamente lo que nos fortalece el alma, es eso lo que nos vuelve puros y humanos.

Somos más que un montón de huesos y de músculos, más que el pasado que dejamos a nuestras espaldas y más que la suma de nuestras decisiones. Los valores en los que creemos, los sentimientos que en nuestras entrañas llevamos, somos una existencia fugaz.


Tengo en mi bolsillo, besos y caricias que aún no regale, en mi mente, versos que no logre susurrar y unos cuantos “Te quiero” que de mi boca no salieron.

Poseemos la fuerza y, aunque muchos lo duden, el valor necesario, para darle un giro rotundo a lo que sea que deseemos darle un nuevo “look”. Es solo cuestión de tiempo y paciencia, para saber elegir el momento indicado y poner manos a la obra. 

¡Hacer preguntas es prueba de que se piensa! :)  

Dame un segundo más, para transformar mi vida y revolucionar mis perspectivas, para ser más que un reflejo de quien quiero ser. Para tener el valor de enfrentarme a la eventual derrota, de no temer afrontar las consecuencias, y de ser así, tener la fuerza y voluntad suficientes para sobreponerme al más mordaz y vil de mis temores.

Dame un segundo más, para derribar expectativas y parámetros, me niego a continuar cumpliendo condiciones y requisitos, que solo buscan menoscabar las bases, que tanto tarde en construir. Tan solo quiero dejar surgir, mi verdad desnuda, tan simple e inocua, como lo fue en el origen de los tiempos.

Dame un segundo más, y con el creare maravillas, dignas de formar parte de la historia de los grandes. Sin embargo, con ese segundo adicional, por más provechoso que pueda resultar, no es nada sin la esperanza y convicción, de que tenemos la capacidad para transformar lo que sea.

Dame un segundo más, y con el… haré una revolución. 


“Aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda y se calle el viento, aun hay fuego en tu alma, aun hay vida en tus sueños, porque la vida es tuya y tuyo también el deseo.” — Mario Benedetti.

“Si tomas riesgos, podrías fallar. Pero si no tomas riesgos, seguramente fallarás. El riesgo mayor de todos es no hacer nada.”

"Y debo decir que confío plenamente en la casualidad de haberte conocido. Que nunca intentaré olvidarte, y que si lo hiciera, no lo conseguiría. Que me encanta mirarte y que te hago mío con solo verte de lejos. Que adoro tus lunares y tu pecho me parece el paraíso. Que no fuiste el amor de mi vida, ni de mis días, ni de mi momento. Pero que te quise, y que te quiero, aunque estemos destinados a no ser."
Julio Cortázar



Gracias por equilibrarme en este ultimo tiempo, por regalarme tu energía que esta tan bien cargada de positivismo, por impulsarme un poco mas dentro de mis pequeños miedos, gracias por ser ta inocente y por hacerme entender algunas pocas cosas, por querer que me vea bien y por ayudarme a que yo solo lo pueda conseguir, gracias por ser ese contrapeso que necesito para poder mantenerme en eje y armonía... y aunque no lo sepas y no lo aceptes ni lo veas, gracias .- YaM!

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